miércoles, 24 de marzo de 2010

LAS IDEAS POLÍTICAS DEL FASCISMO


Ideas políticas del fascismo
¿Significa el liberalismo un derecho general a voto o algo semejante? ¿Significa permanencia del Parlamento, que impida el vergonzoso espectáculo que ha provocado el asco por parte de todos? ¿Significa dar en nombre de la libertad, la libertad a unos pocos para que procedan a su destrucción? ¿Significa ofrecer lugar a aquellos que proclaman su enemistad hacia el Estado y trabajan activamente para la destrucción de este?, ¿es eso liberalismo? Pues en el caso de que lo sea, el liberalismo es una doctrina de abyección y destrucción. La libertad no es un fin, sino un medio. Y como medio tiene que ser objeto de control y dominio. Y aquí se hace imprescindible hablar del poder.
Ruego a los señores liberales que me digan si ha habido en la Historia un gobierno fundamentado en la voluntad exclusiva del pueblo y que haya renunciado al empleo de la fuerza. No ha habido nunca un gobierno semejante, ni lo habrá. La opinión es cambiante como las arenas de la playa. No puede existir siempre y no puede ser total. Nunca ha habido un gobierno que haya hecho feliz a todos sus gobernados. Sea cual fuere la solución que se dé a un problema, quedará siempre un grupo de insatisfechos, aunque se estuviera en posesión de la verdad divina.
Así como en geometría no se ha conseguido la cuadratura
del círculo, en política se está asimismo muy lejos de ello. Si viene a ser así insoslayable que cada medida del gobierno cree insatisfacción, ¿cómo impedir que la insatisfacción se extienda y llegue a ser un peligro para la fortaleza del Estado? Eso se conseguirá con el poder. [...]. Cuando un grupo o un partido está en el poder, se ve
obligado a fortificarse allá y defenderse contra todos.
La verdad que salta ante los ojos de cuantos no estén
ciegos por la venda del dogmatismo, es que el hombre está cansado acaso de la libertad. La libertad no es hoy aquella virgen virtuosa y prudente por la que lucharon y murieron en la primera mitad del pasado siglo. Para la juventud inquieta, intrépida y ruda que aparece en los albores de esta nueva hora histórica, hay otras palabras que poseen mayor fascinación y disciplina.
BENITO MUSSOLINI, Poder y consenso,
artículo de marzo de 1923.
El destino de la raza teutónica en Austria dependía de la fuerza con que pudiera contar en el Reichstat. Hasta que no se introdujo el sufragio universal y secreto, siempre hubo mayoría alemana en el Parlamento. [...].
El anhelo de defender la nacionalidad contribuyó, por lo tanto, a que yo experimentara escaso entusiasmo por la representación popular, una representación que, en lugar de representar realmente a la raza alemana, no hacía sino traicionarla. En los primeros tiempos seguí opinando que, restaurando la mayoría alemana en los cuerpos representativos,
y mientras el antiguo Estado continuase subsistiendo,
no habría motivo para que yo llevara adelante mi oposición en principio.
Poco tiempo necesitó transcurrir para que yo me sintiese justamente indignado por la miserable comedia que se representaba ante mis ojos.
La democracia occidental de hoy es precursora del marxismo,
que sería inconcebible sin aquella. Es el terreno propicio para que germine esta universal pestilencia. [...].
Es difícil para el lector ordinario de periódicos judíos, a menos que se haya habituado a pensar y razonar por sí mismo, imaginar los males encerrados en esta moderna institución de gobierno democrático llamada Parlamento. A ella se debe, en primer término, que nuestra vida política haya tenido que soportar el incontenible alud de cuanto hay de despreciable. En tanto que los verdaderos dirigentes se hallen divorciados de las actividades políticas,
que no consisten, principalmente, en la labor creadora,
sino en pactar y regatear los favores de la mayoría, tales actividades estarán a la altura de las mentalidades inferiores y constituirán un poderoso atractivo para ellas.
Hay un cosa que no podemos ni debemos olvidar: una mayoría no puede nunca substituir al Hombre. La mayoría ha sido siempre no sólo abogado de la estupidez, sino también abogado de las conductas más cobardes; y así como cien mentecatos no suman un hombre listo, tampoco es probable que una resolución heroica provenga de cien cobardes.
ADOLF HITLER, Mi lucha, 1923.
1. Identifica
• Subraya en los textos leídos las siguientes palabras clave:
Libertad
Poder
Parlamento
Democracia
Mayorías
2. Analiza
• ¿Por qué el fascismo ataca al sistema democrático? ¿Qué le critican?
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• ¿Qué tipo de sistema político plantea?
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3. Argumenta
• ¿Cuál es tu postura frente a las ideas fascistas?
• ¿Estás de acuerdo en que la libertad es sólo un medio y no un fin?
Actividades

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